Ojala tu indiferencia fuera odio,
que hubiera dejos de venganza en mi contra
palabras llenas de amargura
y miradas de rencor encarnado.
Que tu desprecio matutino
se tornara en lecciones
llenas de guantes blancos,
y que tus silencios nocturnos
no se sirvieran con café helado.
Ojala
tus demonios se extraviaran por un momento,
y las miserias de mi historia
nos hicieran menos daño.
Que te llenaras de equilibrio,
y en el justo balance de la vida
descubrieras los detalles que nunca viste,
las miradas que esquivaste,
y te toparas con el tú…
… Que decidiste nunca ser conmigo.
Ojala la lluvia
dejara de vivir permanentemente en tu cabeza.
Que entendieras que nos queda poco tiempo,
y que a la inercia de las oportunidades
le gusta permanecer dormida.
Que las lagrimas de ira
son de acido y vinagre…
…Y que nutrir un corazón podrido
le deja mal olor al alma.