viernes, 13 de agosto de 2010

Palpitar profundo...


Y entonces,
dejaste de latir adentro…

…Casi no lo notamos,
por el ruido adyacente
al que la vida
nos tiene acostumbrados.

Murmullos cotidianos,
niños, silbidos, gritos viciados,
el motor de un carro…

…Los secretos en mi cabeza.

Así, de pronto,
dejaste de latir profundo.

Tu pulso se murió
a la mitad de un respiro,
y desde la soledad de mis entrañas
te desintegraste en partículas de aliento.

Hiciste de mi último suspiro
tú latido más insignificante.

Así que allí vas,
por tu vida y sus espacios,
con anhelos y perversiones
entre miserias y fracasos,
con circunstancias y convicciones.

Allí vas, bombeando desde afuera,
siendo uno con tu corazón incongruente,
y mezclando la sangre
que contaminó nuestra vida.

Dejaste de crear electricidad en mi mente,
de ser un pasado guardado
y un presente inminente.
De recorer mis venas y arterias…

…De latir adentro,
De palpitar profundo.