sábado, 24 de abril de 2010

Olvido...


Ojalá el olvido,
fuera una materia de primaria,
una clase llena de sabiduría,
donde te enseñaran a crear abismos
entre el dolor, los recuerdos
y que el perdón se agregara por añadidura.

A veces,
mientras la lluvia galopa por las calles
o el fuego consume mis ideas,
descubro que entre mis olvidos
hay espacios llenos de historia,
cicatrices latentes,
esperanzadas a que el más mínimo roce
las traiga de nuevo a carne viva.

Ojalá el olvido
dejara de ser una idea abstracta en mi cabeza,
un sentimiento poco perecedero en el alma,
un consejo que brindo y me regalan,
una excusa, un pretexto.

A ratos,
cuando la anestesia surte efecto
y la euforia de la vida –o su monotonía-
hacen lo propio en la memoria,
me dedico a quemar letras escritas entre carbón y leña.

Así, en color cenizo,
me entierro o me hago volátil entre las desilusiones.

Ojalá el olvido
nos llegará con solo invocarlo,
que apareciera y arrasara
con todos los malos momentos,
con todas las tristes historias…

…Que se fugará de pronto
con nuestro costal repleto de penas locas.

Ojalá que el olvido,
no me hubiera encontrado nunca en tu cabeza.

viernes, 2 de abril de 2010

He decidido olvidarte….


He decidido olvidarte
mientras sigues vigente entre mis sabanas,
mientras el aroma alrededor
continua intoxicando el ambiente
y los ecos de tu respiración,
palpitan grotescamente en mi oído.

Te borraré poco a poco
de los espacios de mi vida,
y a partir de hoy,
haré de tus silencios
mi tema de conversación…

… No, no estás invitado.

He decidido olvidarte
mientras el desayuno se sigue sirviendo para dos,
mientras tu voz
sigue vigente en mi memoria
y las discusiones por la monotonía
se hacen presentes.

Antes de que te vayas,
(por que he decidido que te iras pronto)
lavaré mis manos, mi cuerpo
y quitaré todo rezago de tus dedos en mi piel.
Lloraré hasta quedarme dormida
y disculparé a las palabras
que se mueran entre mis labios.

Haré una revisión exacta de nuestros recuerdos,
guardaré tus fotografías,
y le dedicaré una tarde de nostalgia
a las historias que se irán contigo.

Antes de encerrarte en el baúl
de los archivos muertos,
prenderé una vela
y consumaré los deseos rotos.

Haré trizas los anhelos que inventamos
y le devolveré a mi alma
ese pedazo de mí que tuviste
y que te fue tan poco suficiente.

Antes de decir adiós,
(que será en poco tiempo)
olvidaré que fuimos uno,
y por impulso te enterraré
en los recovecos de mis soledades.

He decidido olvidarte
mientras sigues presente en mi rutina,
mientras la cama hierve al lado mío
y las barrancas en casa se agrietan.

He decidido olvidarte
a la misma velocidad,
usando el mismo espacio y tiempo…

…En el que decidiste salir de mi vida.