viernes, 1 de abril de 2011

Claroscuro....


Hice de tu tablero una vida entera,
me convertí en Peón y Torre
siempre a la altura de tus necesidades.

Busque ser Rey y Reina,
y por noches interminables
fui el alfil
que lograba que tus piezas
se movieran al ritmo de tus ideas.

Hubo momentos
en que el jaque mate
sonó entre nuestros labios
y nos creímos victoriosos.
Entonces celebramos con puros, cognac,
flores y horas de esparcimiento…

…Siempre al límite del tablero.

A ratos,
cuando creías que jugabas las fichas blancas y negras,
que combatías contra ti mismo
que de alguna forma perderías,
que no habría batalla digna
porque eras tú el que ocupaba las dos sillas,
me hacía de formas
para que, desde tú tabla,
te dieras mayores oportunidades.
Descubrieras que si perdías
También ganabas…

…Algunas veces lo notaste
Y de esas, muchas sonreíste.

Desde el tablero,
tenía pues tu concentración entera.
Tu mirada atenta,
tus pensamientos conmigo.
Tu ansiedad por ganar,
tus retos en mi horizonte.

El todo tú concentrado en mis líneas petulantes
en los dibujos de mi cuerpo,
que te hacían perder la cabeza…

…Que te invitaban a olvidarte del mundo.

Entonces desde tú tablero,
Siendo esa parte de ti que nadie entiende,
estando contigo
los momentos que olvidas como compartir,
perteneciendo a un juego
rodeado de piezas idénticas,
te descifra un millón de nuevos resultados.

Desde tu tablero,
dormí millones de veces en la Torre
y me monté en el caballo para salir corriendo de tu historia,
pero la idea de ser Reina
me hicieron permanecer en los recuadros.

Algo similar ocurre en tu vida
tan fuera de esta tabla,
donde buscas por todas las formas ser Rey
y te descubres caballo.

Desde tu tablero
que convertí en vida eterna,
y desde tu vida entera
que se termina en los pliegues de nuestro tablero,
vamos jugando a que esto es sólo un juego de destreza,
que nos terminamos cuando uno de los dos oculta al otro,
que no existe Peón ni alfil, ni Caballo, ni Reina.

A que el ajedrez no eres tú desde tus impulsos matemáticos
A que no soy yo, desde mi inspiración que vibra.
Que hay piezas que olvidaron ser talladas,
que la madera de mis formas palpita al contacto de tus dedos.

Desde tu tablero,
donde el juego se traduce
a un par de vidas entrelazadas,
a dos historias enredadas,
detenemos el tiempo por horas
y caminamos al ritmo de corazonadas.

Es el ajedrez, son las fichas, es el tablero,
la invitación
a permanecer en el juego.

La seguridad
de mantenerse a salvo
mientras la vista y las palpitaciones
se concentren en el océano claroscuro
y donde las posibilidades…

…Se mantienen infinitas.