martes, 31 de mayo de 2011

Hoy me descubrí cadáver….


Hoy me descubrí cadáver.
Era apenas un pedazo de carne
que había olvidado el alma
reposando en la vida de nadie.

Perenne, ausente,
olvidada de cualquier idilio
de posibilidades.

Allí estaba algo
Que había tenido cientos de historias,
que como todo buen humano
deambulo por sus necesidades
y reposo sereno entre sus sueños….

…Y sus abismos.

Inmóvil, frío.
muy lejano a la imagen celestial
y llena de paz
que te dibujan en los entierros.

Hoy me descubrí cadáver
y morí sola,
sin remordimientos ni alegatos.
Sin necesidad de heredar
la tragedia del último momento
y evitándome cuestionamientos
de sí había tenido - o no –
una buena vida.

Decidí que mis parpados
no serían la última mirada,
por ello
Reposaba en silencio
Con los ojos bien clavados en el limbo.

¿Y las manos?

….Las manos.
Esas, las deje abiertas como alas.

Supe que,
(en algún momento)
querrían amarrarme
un puñado de flores
o un crucifijo con el que
- las que se saben culpables -
sacian su conciencia,
tan llena de arrepentimiento
y promesas mal logradas.

No, yo me iría eterna
y solitaria.
Vagabunda por la muerte,
caminante, trasnochada.

Me descubrí cadáver
y me dio risa
lo inerte del cuerpo
y la plenitud del alma.
Lo vacía que era yo sin mí…

… La naturalidad que existe
cuando ya no eres nada.