De amor nos hemos muerto todos
y todos, o una inmensa mayoría
nos hemos resucitado.
Por eso es que yo creo
que el mundo está lleno de
locos suicidas,
que habiendo probado la
muerte un día
van buscando enamorarse de
nuevo.
Aletargados entre letras
asesinas
o sacudiendo el esqueleto
en fiestas parisinas,
allí, se van exponiendo
los corazones,
solicitando dagas
afrodisiacas
que maten de nuevo más
profundamente.
De amor, nos hemos muerto
todos
y también a todos,
(los que nos volvimos a
respirar la vida)
nos ha gustado morirnos
Por eso esa agonía
constante
de buscar nuevos martirios,
homicidas frescos,
maneras de morir
distintas.
Es la muerte lo que nos
mantiene vivos.
La angustia de encontrar
una muerte más lenta.
La perseverancia de morir
más despacio.
Somos todos
coleccionistas de
corazones defraudados,
lecciones no aprendidas,
de destinos desgajados.
Hemos todos
en este proceso de vida
muerto...
... Y matado a destajo.