viernes, 13 de noviembre de 2009

Ganas...

Se puede tener hambre de risa,
nostalgia de fe, sed de mañana.

Morir de ganas de que llueva tibio,
que la nube se detenga
y el sol y la luna se encuentren.
Ganas de convertirse en arena,
de que la ola se detenga
y que tu te conviertas en historia.

Se pueden tener ganas de dormir profundo,
de quemar la piel tocada,
de arrancarse a pedazos tu historia.
Ganas de escupirle
al cielo, al suelo, al tiempo, al calendario
y beberse las lagrimas derramadas
de un solo trago…

… Recuperarse lentamente,
bebiéndose a uno mismo.

Se puede tener ganas
de sacar las voces de la mente,
y hacer de ti
un eco en medio de la nada.
Ganas de convertirme en tu ausencia,
en tu melancolía,
en tu hambre, en tu sed
y que a pedazos te devores nuestra historia,
que así, entre tu hambre y mis ganas
desaparezcan los hilos conjugados.

Se puede tener histeria de llanto,
fuego en las venas, cicatrices en el alma
y ganas obsoletas de que la vida pase,
la tinta escurra,
y tu te me derrames entre los dedos.

Ganas, de que los espíritus me encuentren
y que la muerte le guiñe un ojo a tu vida.
Ganas, de que las palabras no floten
y la música se duerma en mis oídos.
Ganas de desaparecer,
mientras el fuego arde y la lechuza observa.

Se puede morir de ganas
de convertirse en un rumor que las cigarras murmullen
Y escapar con las luciérnagas.
Ganas de olvidarlo todo,
aventarse al vacío,
Y arruinarte la vida.

Se puede morir uno de ganas
De perder todas las ganas.

1 comentario:

Carmen María dijo...

Hermoso, me has dejado con ganas de escribir sobre las ganas. Una se siente viva cuando ellas te llegan, te mueven, te desasociegan, te seducen.