lunes, 10 de enero de 2011

Caminante…


La última vez que te ví
llevabas la misma cara de confusión,
las palabras entrecortadas
y el entusiasmo por desaparecer
te corría por las venas.

Como antes
traté de detenerte,
de darte unas horas de paz,
de mostrarte
que el mundo era más
que la tragedia a la que estabas acostumbrado

Como siempre,
abandonaste mis intentos
con absoluta ironía,
y desapareciste en caminos
que ya habías andado.

La última vez
usabas la misma sonrisa forzada,
repetías conversaciones.
Buscabas respuestas que sabías no te daría
y te mantenías atrapado en tus realidades.

Escuchamos al atardecer irse,
y con la noche
ví ennegrecer tu mirada…

… Y también a tu conciencia.

En algún punto de la vida –dijiste -
descubriste que andar
era la forma más simple
de abandonar los recuerdos

Sin embargo,
(la última vez que te ví)
traías historias amarradas en los bolsillos
y anécdotas silenciosas
se te escurrían por los ojos.

Te ví jugar por horas
con tu viejo anillo,
que oxidado por la vida
se prendía a ti como amuleto.

La última vez que volviste
fuiste claro en tus confusiones.
Sabías bien
que una parte de las dudas
(la parte importante)
pernoctaría para siempre en tu cabeza.

Probaste el mate viejo
y guardaste silencio por horas.

La última vez que te ví
como antes, como siempre,
te hiciste a la vida
que es la que entiendes como propia
y te fuiste, caminante,
sin huellas ni rastros,
sin luces ni sombras.

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