lunes, 13 de abril de 2015

Morirse...



Morirse…
Cualquiera lo hace.

Ya sea que te sientes a esperar que caigan los años de pronto
o que te tomes la oportunidad y te le adelantes a la vida.

Morirse es simple,
no como las decisiones complejas
de comprarse o no un helado,
o salir a dar una vuelta al parque.

Por eso cualquiera lo hace.

No porque sea una ley dicha
si no porque es fácil
y a la gente le gusta dejarse llevar
por lo que ya está escrito.

Morirse,
lo hace cualquiera.

El bichito que retumba en la ventana,
la flor que olvida robarle luz al sol,
el hombre que se olvida de la risa.

Nadie tiene un manual para morirse
porque de cierta manera
todos sabemos hacerlo
y todos vamos a lograrlo un día. 

Desaparecer entre los silencios,
ocultarse entre las sombras,
alejarse de las conversaciones,
ignorar a quien te ama,
negar un beso.
Eso es morir de a poco
y lo hacemos todos los días.

Justo ahora,
mientras leo de la muerte,
la escribo
o la describo,
pedacitos de vida se me van apagando.

Vivir la vida
eso es lo complicado,
porque morirse
eso, tarde o temprano.
lo hacemos cualquiera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es gracioso esta tendencia al parafrasearnos, siempre desfasados. Leí tardíamente un párrafo, que refiere al ignorar al amado. Tal vez de haberlo leído antes, tal vez de no haberlo hecho, tal vez... un infinito tal vez recubre el irse muriendo, y la vida que se distingue por las cosas SÍ realizadas.

Bonito texto.

Que tristeza que tenga que leerte cabisbaja para volverte a leer.